viernes, 9 de septiembre de 2011

El otro día me puse a pensar lo mucho que aprendí al dejar la escuela. No me refiero solo a aprender cosas de la vida, sino de la historia, cosas que realmente tendría que haber aprendido adentro del colegio, las aprendí afuera. Cuando iba a la escuela era despertarme, no poder desayunar, pasarla mal ahí adentro, volver fundida, sin apetito y dormirme hasta el otro día, también sin cenar a la noche. Parece que no, pero estar 6 horas con gente que no querés y que no te interesa en lo más mínimo, y además de eso tener que preparar cosas para el día siguiente, es una perdida de tiempo y una perdida de tiempo es parte de tu vida perdida. Un día empece a faltar, a faltar y a faltar, ya sin ánimos y sin fuerzas para siquiera plantar un pie fuera de la cama, entonces quedé libre, la escuela me lo comunicó y ahí quedó todo. Después de un tiempo sin ir a la escuela, y armándome yo misma mi propia vida, aprendí cosas que jamás pensé que iba a aprender, y menos estando encerrada y destruida tanto tiempo. Cosas insólitas, desde cocinar hasta arte, desde arte hasta la naturaleza y desde la naturaleza hasta lo químico. Empecé a pensar por mi misma y no por un fuckin profesor que me diga lo que tengo que hacer y dejar de hacer, empecé a interesarme en mi misma y le presté mucha más atención a mis gustos, a mis Beatles, a mi fotografía, a mi persona. Y una vez armada empecé a conocer muchísima gente con mis mismos gustos, con mi misma manera de pensar, con mi mismo arte y con mis mismos intereses. Gente de los 12 a los 40 años o quizá más. Pero gente bien nutrida con la que se puede hablar de absolutamente todo sin condición o miedo alguno. Para la mayoría de la gente de mi misma edad dejar el colegio a los quince años es una locura, o un miedo de lo que puedan llegar a decir tus padres, pero para mi no. Quizá no me levante a las 6 de la mañana y no vaya a misa obligatoriamente, quizá no tenga una directora y 20 profesores, quizá no esté encerrada 6 horas para tener un "futuro" y en ese futuro "ser alguien", quizá no tenga que bancarme a compañeros inmaduros la mayoría del tiempo, quizá no pase hambre y cansancio, y quizá no me explote la cabeza pensando una puta cuenta de matemática. Pero hoy puedo decir que soy estudiante de fotografía junto con unos compañeros estupendos y con profesores de la mejor calidad en toda la ciudad. También puedo discutir algo por mi misma sin la necesidad de repetir lo que un profesor quiera que diga, y puedo hablarte de cualquier animal, planta y volcán del planeta. Como también puedo recomendarte una canción que te vuele la cabeza el resto de tu vida y hablarte de música sin la necesidad de tener música como materia escolar. Eso me hace feliz. Vivir mi vida y dejarme morir, pero no dejarme matar.

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