domingo, 11 de septiembre de 2011

Ser, o estar.

Por estos días me pasó un echo insólito. Una persona ya mayor, del medio de la televisión Argentina, escribió una nota que al leerla, me di cuenta que estaba leyendo mis mismas palabras. Las mismas palabras que he utilizado durante meses en mis clásicas notas del antiguo facebook, me refiero a esas notas sobre los Beatles, esas notas que escribía como alguna vez me dijo Beto Casella "a pulmón". Leía la nota y las palabras más me sonaban, no tardé en darme cuenta que esa equis persona de los medios (y como dije anteriormente, ya mayor) con aproximadamente unos 57 años, había leído mis notas y había copiado desde frases hasta párrafos. Por suerte es una persona que nunca admiré, entonces tengo la tranquilidad de no pensar que 'se me cayó un idolo' o algo por el estilo. Y me puse a pensar. ¿Como puede ser que un hombre de 57 años le robe palabras a una piba de 15 años? Pudiendo escribir con sus propios pulmones y con palabras que salgan de su corazón y no del mio, y además, con la suerte que tuvo de haber podido ir a ver a Paul McCartney. Quiero decir, es ser viejo, o estar viejo. De nada sirve ser viejo y nada más, llegar a los 57 como un cumpleaños más. Pero que precioso debe ser estar viejo, pero verdaderamente estarlo, y tener 57 años de antigüedad, y poder enseñarle a una adolescente de 15 años en lugar de robarle. Que triste debe ser, ser viejo y no estarlo, tener que depender de un programa que es copia de otro programa americano, tener que usar trajes que son copias de otros trajes, tener que decir frases sarcásticas que son copias de otras frases. Y ahora entiendo quién ocupo un lugar que no debía aquel 10 de Noviembre de 2010 en River, quién se quedó con una entrada que verdaderamente no merecía. Las personas que me conocen deben recordar que por aquellos días en los que Paul pisó mi tierra dije más de una vez, 'seguro que va Gonzalo Heredia o Adrian Suar con su esposa, que no deben saber quién es Paul, pero van para poder Twittear (estoy viendo a el ex Beatle en vivo)' y muy mal no lo pensé, por ahí venia la mano y de alguna forma lo presentía. Hoy lo puedo confirmar porque todo me cierra y aunque no me interese en lo más mínimo lo que haga o deje de hacer el pobre periodista, le deseo lo mejor y le aconsejo, a usted hombre, si algún día lee esto, que: antes de sentar a Badia en su sillón, y antes de pagar una entrada para ver a Paul, aprenda de esos hermosos viejos, que no son viejos, pero están viejos, y si esa sabia antigüedad de estos viejos, no le produce una taquicardia en su corazón  sangre en sus venas y envión en sus pulmones como para poder escribir un apreciable texto con sus propias letras, muera y vuelva a nacer, y verá cuantas cosas importantes perdió en su vida, por tener el cerebro quemado, por ser un viejo, o por el simple hecho de no haber nacido para la Beatlemania. Debe ser tristisimo tener 57 años y todavía cambiar de tribus urbanas, esperando encontrarse con su propio yo, queriendo llamar la atención y gritándole al mundo ¡acá estoy! sin saber si quiera si ese propio yo existe, o está condenado a ser una copia, de una copia..

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